No vale la pena ser empresario para ser rico. Cuando el dinero se convierte exclusivamente en fin y no en medio, es fácil que una empresa, antes o después, haga aguas y se venga abajo. Y ¿por qué? porque ninguna biografía, ni en lo personal, ni en lo profesional, ni en lo empresarial, es una línea recta. En todo negocio acaban apareciendo dificultades, problemas, adversidades, inconvenientes y crisis. En esos momentos, cuando todo tiembla alrededor, aparecen muchas dudas, y si uno no tiene unas convicciones fuertes y profundas, algo por lo que merezca la pena luchar, un sentido que le mantenga a flote, es fácil desistir. A la hora de emprender un negocio es importante que exista una sintonía entre l o que uno siente y lo que uno hace, es decir, que uno desarrolle algo con lo que se sie...
Es momento de brillar, descubre tu esencia creativa con Cecilia García Marco