Para favorecer el proceso creativo no ayuda estar obsesionado con el problema, ya que genera estrés e inhibe el
proceso. La mente creativa es una mente relajada, será necesario en ocasiones
olvidarse del tema en cuestión, distraerse y dejar que tu mente subconsciente
vaya estableciendo enlaces. Si estás agobiado es difícil que tú propicies el
terreno para que las ideas surjan.
Steve
Jobs creía que las mejores ideas surgen en el cuarto de baño y en la cafetería,
charlando con los colegas. Introspección e interconexión: dos ingredientes de
la creatividad. Cuando S. Jobs se fue de Apple y fundó los estudios de
animación Pixar, su preocupación no eran las películas, sino obligar al mayor
número de empleados a que compartiesen los momentos de mayor intimidad y la
franja más relajada de la jornada de trabajo (la hora de comer). Estaba seguro
de que la chispa de la genialidad surgiría entonces, no en los despachos. Así
que rediseñó los estudios que en un principio eran tres oficinas separadas:
informáticos, animadores y directivos. Volvió loco al arquitecto hasta que
consiguió lo que quería: un solo edificio con un gran atrio central. Allí ubicó
una gran cafetería y los únicos aseos. La interacción estaba asegurada. “Las
mejores reuniones ocurren por casualidad, en el vestíbulo, en el aparcamiento o
mientras te lavas las manos”, decía. Resultado: Toy Story y otros 11
taquillazos, con una media de recaudación de 500 millones de euros. (El semanal
9/12/2012. p.20)
Otros momentos que alientan el
fluir de ideas son por ejemplo cuando estamos cocinando, paseando (dicen que
Mozart se ayudaba de sus paseos para que surgieran sus ideas musicales),
haciendo jardinería, cuando escuchamos melodías o música cuya letra no
entendemos…. en estas actividades nuestra mente subconsciente que tiene
automatizados los protocolos a seguir toma las riendas, y nuestra mente
consciente no se enreda, deja de analizar y de tramar estrategias. Estamos más
en el presente, está en un proceso de baja intensidad pero nuestra actividad
cerebral trabaja con un espectro más amplio.
Nuestro parloteo mental habitual se
acalla, la mente concreta se quita de en medio, y tienen lugar nuevos enlaces
generando nuevas estructuras. Estamos abiertos a recibir o a conectar nueva
información que nuestros paradigmas podrían bloquear, y aparecen cuando nuestra
mente (que organiza, que planifica, que no para de pensar en el futuro o en el
pasado) se sosiega.
Según el cerebro pensante – la
neocorteza- se retira, eres más capaz de cruzar la barrera de la mente analítica
(también llamada “la mente crítica”) que separa la mente consciente de la mente
subconsciente, como comenta Joe Dispenza en su libro Sobrenatural, p. 128.
Al liberarte de los pensamientos
bloqueantes y de las emociones densas que te ningunean, llega la inspiración o
la intuición, como vía de comunicación con un campo infinito de ideas donde
existen todos los mundos posibles, que te hablan de innumerables probabilidades
que tienes a tu alcance. Esa es la genialidad que está esperándonos a todos,
pero sólo favorable para los que no se estancan, para los que están dispuestos;
para aquellos que sienten y experimentan en el corazón que existen otros
paisajes. Sólo con esa pasión, sólo con la flexibilidad del que observa delante
de él una infinidad de semillas para germinar, es posible que las múltiples
ideas se puedan formar y materializar en la realidad.
Después que damos cabida a la nueva
idea, viene un proceso de “verificación” que sería la comprobación de la
autenticidad o el funcionamiento de esa idea para crear un producto, una empresa
o para lanzar una idea. Según los psicólogos expertos en creatividad, para ser
creativo se necesita generar ideas creativas que sean relativamente nuevas,
apropiadas al ámbito o contexto donde se desarrolla y de alta calidad porque ha
habido una gran cantidad de decisiones para distinguir las ideas buenas de las
precarias y distinguiendo su potencial. Y luego la “socialización”
cuando damos a conocer a la sociedad lo novedoso descubierto, demostrando que
esa idea es valiosa y original; no basta con tener sólo la idea sino que hay
que plasmarla y llevarla a cabo.
Cuando una persona tiene la certeza de un
nuevo camino, de una nueva elección, esa energía se expande y se difunde a todo
su entorno; deja atrás las inseguridades y se lanza haciendo publica su
decisión.
Saludos corazones creativos, Cecilia