Según
el físico Vlatko Vedral, profesor en la Universidad de Oxford:
“En 1920 -1930
se cambia la manera de percibir y de entender el mundo con la física cuántica,
donde se pasa de la física de Newton a la física cuántica que es muy contra
intuitiva. Hablamos del principio de superposición: cualquier objeto al parecer tiene
la capacidad de estar en muchas posiciones distintas a la vez. Podemos tener un
átomo situado aquí y allí simultáneamente. Es verdaderamente increíble. Albert Einstein lo llamaba “acción fantasmal a distancia” porque se puede realizar un
experimento aquí que de repente afecte a un objeto muy muy lejano, lo llamamos
entrelazamiento”.
Es el mundo de la incertidumbre
donde existen muchas posibilidades a la vez.
Las unidades fundamentales de la
realidad
están hechas de información,
una partícula no tiene una posición
o una
energía concreta
hasta que un observador la mide,
al tener lugar la medición de ese observador,
la partícula recibe esa información
y se colapsa en un estado determinado.
Según algunos científicos la
energía y la materia
no tienen una existencia independiente
y anterior a la
observación.
Toda la física cuántica se fundamenta en la información.
“Cuando analizamos las unidades
fundamentales de la realidad, las que lo componen todo a nuestro alrededor, ya
no podemos pensar como fragmentos de
energía o materia sino como unidades de información. Una de las propiedades es
que en la mecánica cuántica no se puede decir que algo exista o no, a no ser
que se haya realizado una medición.
Así que es impreciso decir “tenemos un átomo situado ahí”, a no ser que hayamos interactuado con ese átomo y recibido información que corroborase su existencia ahí. Por ende es incorrecto lógica y físicamente o mejor dicho experimentalmente hablar de fragmentos de energía o materia que existan con independencia de nuestra capacidad de confirmarlo experimentalmente.
Nuestra interacción con el mundo es fundamental, para que surja el propio mundo, y no se puede hablar de él, independientemente de eso.
Las unidades de información son lo que crean la realidad, no las unidades de materia ni de energía. –Le dice el físico V. Vedral al entrevistador E. Punset- Si no estuvieras aquí delante observando, la física cuántica dice que podría estar en muchas ubicaciones a la vez, sin embargo tengo muchos átomos dentro, y cada uno de ellos emiten luz y cada vez que una partícula de luz o fotón llega a tus ojos ves exactamente la información sobre de dónde procede esa luz y como emito muchas partículas de luz por segundo, sigues recibiendo la misma información de que estoy sentado aquí hablando contigo. Pero si pudieras aislarme de algún modo y asegurarte de que no emitiera ninguna información, entonces probablemente podría estar en varios sitios simultáneamente, es muy extraño”.
Así que es impreciso decir “tenemos un átomo situado ahí”, a no ser que hayamos interactuado con ese átomo y recibido información que corroborase su existencia ahí. Por ende es incorrecto lógica y físicamente o mejor dicho experimentalmente hablar de fragmentos de energía o materia que existan con independencia de nuestra capacidad de confirmarlo experimentalmente.
Nuestra interacción con el mundo es fundamental, para que surja el propio mundo, y no se puede hablar de él, independientemente de eso.
Las unidades de información son lo que crean la realidad, no las unidades de materia ni de energía. –Le dice el físico V. Vedral al entrevistador E. Punset- Si no estuvieras aquí delante observando, la física cuántica dice que podría estar en muchas ubicaciones a la vez, sin embargo tengo muchos átomos dentro, y cada uno de ellos emiten luz y cada vez que una partícula de luz o fotón llega a tus ojos ves exactamente la información sobre de dónde procede esa luz y como emito muchas partículas de luz por segundo, sigues recibiendo la misma información de que estoy sentado aquí hablando contigo. Pero si pudieras aislarme de algún modo y asegurarte de que no emitiera ninguna información, entonces probablemente podría estar en varios sitios simultáneamente, es muy extraño”.
Saludos corazones creativos, Cecilia