Cada vez que sientas la ira o la culpa,
es como un veneno que te está afectando a ti.
Sólo tenemos una vida en este momento, sólo tenemos una
oportunidad,
seamos conscientes de qué hacemos con nuestros minutos y nuestras horas,
no seamos tóxicos para nosotros mismos.
Los miedos y las inseguridades, te hacen
enfocarte en lo negativo y en ese momento eres un mero espectador de tu vida, no el actor
principal.
¡Cambia ese patrón!
No le des poder a los demás, nunca dejes que nadie decida por
ti, y que la crítica o el insulto te afecte, y te paralice evitando tus pasos. Quiérete,
alcanza tus sueños, porque ya estás preparado. Sigue con mentalidad de
crecimiento y expansión, a pesar de lo
que te encuentres. Gestiona tus
obstáculos.
No puedes avanzar si te paras a tirar piedras por cada perro
que te ladre.
Pedir perdón y perdonar la situación que estamos experimentando, abre de par en par las puertas a la solución. Aceptando la situación para centrarnos en el presente, aprovechando todos
los recursos que la vida nos ofrece, y permitiendo que lo nuevo aparezca, así saldrás airoso de la situación. Cuando estamos abiertos y receptivos de corazón, toda
la vida que nos rodea nos habla sin parar. Lamentablemente, son las
experiencias de sufrimiento las que nos afinan el oído.
Cuanto más dolorosas son las memorias que guardamos, más
intensa es la ansiedad. Cuando las aceptamos y nos permitimos sentirlas, las transmutamos. Si
somos capaces de acogerlas para sentirlas, sean de la naturaleza que sean, se
extinguen por sí solas, se agotan y desaparecen.
Y vamos reconduciendo uno a uno nuestros pensamientos y acciones hacia el
amor. Esta es la energía que puede disolver todas nuestras dudas
y miedos, todas nuestras
ataduras y límites. Hemos olvidado que nuestra verdadera
naturaleza es el amor. El amor hacia ti mismo alerta al Universo, a Dios
para acercarse y atender tu petición, pero acuérdate es ¡el amor a ti mismo!.
No hay grandeza en hacerse pequeño para que los demás no se
sientan dañados, no es un problema tuyo que se sientan mal; deja que tu
grandeza se exprese a pesar de que a los demás les incomode. Todo el mundo ha venido a brillar y
a escuchar las voces de su alma; que nadie ni nada te detenga.
Se
tú la paz que buscas para ti, sé tú el perdón que buscas para ti.
En
muchas ocasiones, vamos buscando el amor, y vamos mendigándolo.
¡No dependas del amor ajeno! Acuérdate que se
encuentra en ti, que no tienes que buscar fuera, busca ese
amor y respeto en ti.Y para ello tienes que ser capaz de amarte con tus sombras y tus luces, ser capaz de conocerte, ser
capaz de verte sin girar la mirada, ser capaz de no mendigar la atención de los
demás, de no mendigar el cariño de los demás. Sólo respetándote,
valorándote, queriéndote, amándote...
Y de ahí, desde tu corazón, desde tu centro, te convertirás en amor hacia el mundo.
Y si niegas esto, es porque crees que no lo mereces, que no eres quien
realmente eres, que aún te sientes pequeño, y que no te has reconocido...
¡Despierta!
acuérdate que formas parte del amor Universal, del amor de Dios, que
está en ti, y que eres Uno con él. Y a partir de ahí, ¡actúa! decide qué tiene que desaparecer en tu
vida, y a qué le abres la puerta.
Saludos, corazones creativos
CECILIA GARCÍA