La persona
de Pablo Picasso se ha erigido como símbolo de personaje creativo del siglo XX,
como claro ejemplo de una persona con creatividad histórica al trastocar los
conceptos o esquemas en su campo. El psicólogo Howard Gardner (1993) habla de
él representando el modelo de inteligencia espacial, dentro de su teoría de las
siete inteligencias múltiples.
La creatividad, el mejor trabajo de la
mente del ser humano, es un campo que atrae y que por su importancia reivindica
el hombre del siglo XXI. Ya Picasso como visionario, se anticipó a su repercusión
futura y dijo:
(...) la
forma en que un artista dispone los objetos a su alrededor es tan reveladora
como sus obras (...) ¿Por qué cree usted que pongo fecha a todo lo que hago?
Porque no es suficiente conocer las obras de un artista. Es preciso saber también
cuándo las hizo, por qué, cómo, en qué circunstancias. Sin duda, un día habrá
una ciencia, que tal vez se llame la "ciencia del hombre", que
tratará de penetrar más en el hombre a través del hombre-creador (...) pienso
mucho en esa ciencia y procuro dejar a la posteridad una documentación lo más
completa posible (...) Por eso pongo fecha a todo lo que hago (...). (Brasaï. Conversaciones
con Picasso. Madrid: Aguilar, 1966, p.130)
Ahondando
en esa desconcertante percepción que ya tenía Picasso de la futura importancia
que tendrá el estudio y el análisis de la creatividad, su amigo Brasaï nos
cuenta más detalles:
Un día,
hablando con Sabartés de esta costumbre de Picasso de fechar sus menores obras
o escritos indicando no solo el año, el mes y el día, sino a veces la hora, Sabartés
se encogió de hombros: ¿A qué viene eso?-me dijo- es una pura fantasía, una
manía. ¿A quién puede interesarle que Picasso haya hecho tal o cual dibujo a
las diez o las once de la noche? Pero después de lo que acaba de revelarme Picasso,
veo que la minuciosidad de sus fechas no es ni capricho ni manía, sino un acto
premeditado, reflexivo. Quiere conferir a todos sus actos y gestos un valor
histórico en su historia de hombre-creador, insertándolas él mismo -para los
demás- en los grandes anales de su prodigiosa vida (...). (Brasaï,
1966, p.130)